lunes, 17 de septiembre de 2012

Los infelices - Capitulo 2: Primer día en la mina.

Ya comenzó la navidad, y en la mente de Yayo bailan varios pensamientos...
-"Es 25 de diciembre, son la 01:30 AM. Todo el mundo esta festejando navidad con sus familias, la gente festeja y sonríe mientras hablan sobre las anécdotas mas graciosas que tuvieron en el año.
Sonreír... hace cuanto tiempo que no hago eso, mientras tanto yo estoy preparando mi maletín y mis herramientas para ir al trabajo, solamente hay un limón para comer, iba a exprimirlo y tomarlo con azúcar, pero estoy tan corto de tiempo que simplemente lo agarre y le di 3 mordidas.
Ese limón era tan agrió y deprimente como mi futuro en esta vida..."


Ya casi cerca de las 2:00 AM, Yayo partió a pie hacia su trabajo, tenia restringido por la nueva reforma de la constitución nacional el uso de transporte publico.

-"Estoy nervioso, este es mi primer día de trabajo en la mina. Me siento estafado... estafado por que tuve que cursar 4 carreras para conseguir un buen trabajo y vivir de forma digna en este país. Todavía recuerdo aquellos tiempos en los que me pasaba todo el día estudiando, la motivación era el futuro...
un futuro que cada día se hace mas y mas oscuro, ¿Acaso hay un complot para evitar que yo pueda ser feliz?.
Que mas da, si pudiera volver al pasado, tiraría todo a la mierda, total no me sirvió de nada estudiar 22 horas al día durante mas de un año..."

En el largo trayecto hacia la mina, Yayo se cruza a 5 chicos que no parecen muy amigables.
Uno de los jóvenes grita:
-"¡Eh Pelado!, ¿Sabes que le dijo el huevo a la gallina?"
Yayo respondió:
-"Eh, no pibe disculpa, estoy un poco apurado tengo que llegar al trabajo..."
El Joven saca lentamente algo de su bolsillo... ¿¡Un huevo!?, mientras grita:
-"¡No dice nada por que se estrello contra tu frente pelotudo!"

Y el chico le lanza un huevo a yayo, este acierta justo en su cabeza. los 5 chicos se fueron corriendo, todos gritando e insultando a Yayo mientras reían sin parar.

Replica del huevo que le arrojaron a Yayo
en la cabeza.

Era humillante, algo que una persona no espera que pase, Yayo estaba furioso, no estaba furioso con los chicos, estaba furioso con la vida y el mundo, pensaba que el mundo por completo estaba en contra de el, su mente le gritaba:

"¿¡COMO PUEDE SER!?, La puta madre que lo pario, esto me pasa a mi nomas, ¿Que carajo le pasa a este mundo? ¿Que mierda hice para merecer esta miseria de vida?, pendejos de mierda quien los mando a romperme las bolas, estoy llegando a la conclusión que el mundo en si no es mas que un experimento de uno extraterrestre que tiene ganas de reírse un rato a costa mía LA PUTA QUE LO PARIO"

Solo tuvo tiempo para detenerse 3 minutos y limpiarse la cara con uno de los títulos universitarios que llevaba en su maletín, luego de eso prosiguió con su camino, hasta luego de 25 minutos mas de caminata, al fin logro llegar a la mina.

Un hombre con un casco parecido a los que se usan en las construcciones sale y le pregunta:
-"¿Que necesitas maestro?"  

Yayo un poco nervioso respondió:
-"Eh, eh, estoy acá por lo del trabajo en la sección B-5..."

El hombre que lo atendió quedo sorprendido, luego de un silenció arrasador de 15 segundos, le respondió:
-"Flaco, ¿SEGURO que era la sección B-5?, no querrás decir C-5 o B-2?"

Miedo, eso es lo único que pasaba por la cabeza de Yayo al recibir esa respuesta, rápidamente y bastante asustado respondió.
-"Si si si, era la B-5, la sección B-5, estoy seguro"

El hombre, muy serio, dijo en voz baja:
-"Pero todavía no sacaron los cadáveres de ahí..."
y luego rápidamente en voz alta casi gritando dijo:
-"Bueno flaco veni pasa, que te damos la ropa de trabajo y te digo donde tenes que trabajar"

Camino atrás de la persona que lo atendió, lo siguió unos cuantos metros. Yayo pudo ver a mucha gente trabajando afuera, había un hermoso sol, muchas maquinas y muchos estaban comiendo su almuerzo. Aunque no era un trabajo como los que el esperaba cuando estudiaba en la universidad, este trabajo era bastante digno y no parecía tan duro. Lo único que el pensaba es que era mucho tiempo, pero iba a poder soportarlo.

"Bueno flaco ya llegamos... mira, básicamente el laburo es así, vos tenes que ir a  650 metros bajo tierra
a recoger todo el oro que llevaban los que murieron cuando pasaban por ahí con la carga.
Hay aproximadamente 510 toneladas de oro solido, así que vas a tener que arreglártelas para buscar bien y poder recogerlo.
Una vez que termines con eso podes trabajar acá arriba con los demás, lo cual no creo que pase hasta los próximos 50 años teniendo en cuenta que el oro estaba fragmentado en porciones de 0.5 cm y se desparramo para todos lados con el terremoto de la semana pasada"

Eso fue lo que le dijo el hombre que lo atendió y luego le dio una pala, un pico, una cuchara y una lija.
Yayo estaba por decirle algo, pero se resigno. Simplemente se limito a agarrar las cosas e ir con la cabeza gacha hacia el pozo donde tenia que bajar 650 metros escalando, por que se había roto el ascensor que los bajaba.

Parecido a esto era el lugar donde trabajaba Yayo, solamente 
que mucho mas oscuro y mas húmedo, lleno de insectos extraños.


Hora tras hora, Yayo fue removiendo piedras con el pico, buscando esos pequeños pedazos de oro de 0,5 cm (algunos incluso eran de 0,3 cm). Luego de remover las piedras debía rasparlas de a poco con la lija para encontrar los pequeños fragmentos de oro dentro de la piedra.
Removió con su pico en esas 20 horas, 50 toneladas de piedras y tan solo encontró 250 gramos de oro, de las 510 toneladas que se perdieron. Al parecer no era broma lo que le iba a tomar 50 años.
Luego de esas 20 horas de trabajo, en casi total oscuridad, con poco oxigeno y lleno de insectos que trataban de picarlo, Yayo volvió a la superficie, agarro sus cosas y se fue a la casa, otra vez en una larga caminata de una hora y media. Tenia que llegar a la casa para luego poder bañarse, comer y acostarse en tan solo 1 hora, así que lo mas probable es que pase varios días sin dormir, debido a que se acostumbro a estar sin dormir esas 2 semanas que estuvo en la cárcel.

Pero Yayo no sabe que esto es recién el comienzo de su desgracia...

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